
JuanitArq
Giedion (Espacio, tiempo y arquitectura)
La historia como parte de la vida, es el título dado a la primera parte del texto de Sigfried Giedion ESPACIO, TIEMPO y arquitectura (1941). Capítulo con el cual a manera de introducción general explica la forma como entrará a desarrollar la estructura del libro.
Sin embargo es sumamente importante señalar que para su última edición (1960), el autor escribe una nueva introducción que titula, La arquitectura en los años 1960: Esperanzas y temores, en donde mas que introducir, señala la situación actual de su periodo, conectando de manera coherente y consecuente hechos y ejemplos pasados y hechos y ejemplos contemporáneos y actuales (de su tiempo), para así entrelazar toda su explicación y posición frente al desarrollo de las diferentes concepciones del espacio y el tiempo en la arquitectura a través de los años, dejándonos ver de modo implícito cómo la estructura formal del libro no presenta una linealidad temporal como la mayoría de los textos de historia sino mas bien un ir y venir de hechos y ejemplos que no necesitan o no deben depender de una línea de tiempo para ser comprendidos.
La historia como parte de la vida, en donde Giedion va a dejar muy en claro 3 puntos fundamentales; van a verse reflejados durante todo el transcurso del texto, y finalmente en su “nueva introducción” (1960).
Con esos 3 puntos me refiero a la posición, la justificación y la advertencia; palabras que aparecen tácitamente a medida que van hilando y desarrollando el argumento central y con las que Giedion juega para lograr abarcar en su totalidad cada una de las ideas que quiere trasmitir al lector.
Así pues, Giedion manifestará su posición como historiador, situándose en su (tiempo) presente. Es a partir de él; del estudio y entendimiento de su periodo, de su época, que se comprende la importancia y el significado de un pasado y de lo que va a ser un futuro. Su fín será entender el espíritu de su época; el desarrollo, comportamiento y tendencias que están adoptándose y que van a repercudir en un futuro, y para esto argumentará como es imprescindible que la historia coetánea no se vea escindida de su pasado, para que se logre un equilibrio y una evolución consecuente en los futuros periodos.” Hoy en día examinamos conscientemente el pasado desde el punto de vista del presente para situar éste en una dimensión más amplia del tiempo, de modo que pueda verse enriquecido por esos aspectos del pasado que todavía resultan vitales.
Ésta es una cuestión que concierne a la continuidad, pero no a la imitación”[1]. Ahora bien, su justificación se da por medio del estudio del siglo anterior(XIX) , tomándolo como ejemplo para argumentar, cómo este periodo tuvo grandes afectaciones por causa precisamente del olvido de su historia coetánea, llevándolos a la incomprensión de su pasado y al legado de un futuro incierto y sin identidad definida(el suyo).”…los hombres del siglo XIX estaban creando los hechos constitutivos a partir de los cuales el futuro adoptaría su estructura”.[2] Esta incomprensión llevó a la imitación de un pasado e impidió una continuidad. Esa continuidad, es la que Giedion señala como clave para el adecuado progreso de su periodo, de su historia. Advierte pues una exigencia de universalidad y regionalismo a partir de la unión entre pensamientos y sensibilidad o arte y ciencia dentro de una misma época para generar armonía y así comprender ese espíritu coetáneo y no cometer el error de imitar, sino establecer cuales son los hechos constitutivos y realmente significativos para el desarrollo de una época y no los transitorios o efímeros que no perduran con el tiempo, siendo, finalmente la arquitectura quien que servirá al autor para reflejar y justificar el comportamiento humano y de la sociedad.” La arquitectura es fruto de toda clase de factores: sociales, económicos, científicos, técnicos, etnológicos, etcétera. Por mucho que un periodo intente disfrazarse, su verdadera naturaleza seguirá transluciéndose en su arquitectura, tanto si ésta usa formas de expresión originales, como si intenta copiar épocas pasadas”.[3]
La arquitectura de los años 1960: esperanzas y temores más que una introducción es una conclusión o una muestra de un resultado, que Giedion da por medio de la arquitectura, reflexionando frente a la interpretación de los espacios, las formas y la construcción que se han dado a través del tiempo, para reflejar ese momento de transición por el cual esta pasando su periodo y como se ven reflejados esos temores y confusiones que la atañen debido al nuevo ritmo de vida; el crecimiento, el movimiento, la masificación, la inmediatez que exigen esa nueva vida esta obviando aspectos importantes que advierte no pueden dejarse de lado. “Hay un consenso universal en que deben restaurarse los valores perdidos en nuestra época… la pesada carga de la mecanización y todas sus secuelas han acarreado enormes complicaciones que hacen casi imposible adoptar una línea de actuación precisa”[4].
El reconocimiento a diferentes culturas como la oriental o el nombramiento de LeCorbusier y varios de sus proyectos, son algunas de las muestras o ejemplos de los cuales Giedion se impregna para dar ese marco alentador de esperanza que el dice existe, de que todavía hay en medio de esa universalidad individualista exponentes que no se desprenden de su tradición, que no se olvidan de su pasado inmediato y que además para bien o para mal logran reflejar el espíritu de su época, dando continuidad a su pasado sin imitar pero sin olvidar. ”Occidente vuelve a tener conciencia de algo que la civilización japonesa nunca ha olvidado: la continuidad de la experiencia humana. El rejuvenecimiento de la arquitectura japonesa se nutre de elementos que han perdurado a lo largo de su propia tradición”[5]. Demanda entonces la recuperación de la intimidad, de la escala humana, del valor por lo cotidiano lo que prevalece y no lo que es inmediato o transitorio en el diario vivir.
2012
[1] GIEDION,Sigfried.(2009). Espacio, tiempo y arquitectura. P.44
[2] Ibid. P.46
[3] Ibid. P.56
[4] Ibid. P.18
[5] Ibid. P.22